12/2/13

Juliao Sarmiento en SERRALVES

Serralves como espacio expositivo me gusta. Tampoco es el mejor, ni para toda clase de exposiciones vale. Los que lo conocéis, bien sabéis que el museo tiene ciertas peculiaridades espaciales. Me estoy refiriendo a la sala con la rampa en S por ejemplo, desde mi punto de vista una especie de trampa mortal para algunas obras. Suelen aprovecharla para formatos en proyección ya que tiene una magnífica pared frontal y la rampa sirve como salón de butacas como es el caso de la actual exposición.


Quién me conozca dirá que miento pero hace tiempo que soy una mera espectadora, que cuando visito un museo lo único que quiero es disfrutar y que nunca leo nada del artista/as antes si no los conozco. Es importante para mí conservar esta inocencia.

Juliao Sarmiento está en Serralves hasta el 3 de marzo. Es un artista portugués con una trayectoria sólida. Ya ha representado a Portugal en la Bienal de Venecia y expuesto en el Reina Sofía o la Tate. Lo que más he disfrutado ha sido su obra escultórica.





Desde mi punto de vista, disfruto del arte "más loco", no tan estructurado e uniformado. Disfruté bastante más con la exposición anterior de Nedko Solakov. A pesar de ello, lo inquietante de estas figuras femeninas y la leche de por medio me ganaron en parte. Desperdigadas por el espacio y entre los dibujos y las pinturas se hicieron querer...




Estas dos últimas fotografías son fragmentos de detalle de sus dibujos. Imposible no sucumbir al encanto del estilo boceto o del segundo intento, a la suciedad tanto material como temática...

No todo fue tan mágico... Había ciertas cosas que desde mi punto de vista rompían el hechizo. Una es la siguiente parte que podéis ver en las fotografías. Una colección de instantáneas que hacen referencia a las casas en las que el artista ha vivido durante su vida. Cabe decir que parte de su formación académica es arquitectura y también que no eran precisamente apartamentos de 30 metros cuadrados...


Otra de las nefastas sorpresas que me cabrearon especialmente fue la que me encontré en la tienda del propio museo. Podéis juzgar por vosotros mismos...

Mi trabajo es crear productos. Puede que de ahí el purismo para con el arte. A parte de hortera y fuera de lugar, de lo siniestro que es la propia imagen de esa figura femenina y de lo que pueda representar en la obra, este tipo de cosas me crean un malestar infinito. No estoy en contra de la comercialización de cualquier tipo de idea o imagen en cualquier formato imaginable. Todo lo contrario. Pero hacer un reloj  de pseudodiseño, exponerlo en una vitrina de un museo serio y esperar que conserve mi inocencia es mucho pedir...